Presidente Arévalo, cuando estamos a las puertas de la Noche Buena y la Navidad, momento de reflexión y oración, vida espiritual y alegría familiar, me dirijo a usted, no para felicitarlo por la Pascua, aunque les deseo lo mejor a usted y su familia, sino que para alertarlo acerca del mal, que no descansa. Estas fiestas, particularmente los días religiosos, son las que aprovechan las y los malvados para llevar a cabo sus planes y acciones de odio. Deberá usted estar preparado para detener acciones en Guatemala que vayan a afectar a la gente honesta del país, así como llenarse de firmeza para no apoyar, sino que más bien enfrentar, las acciones internacionales de violencia y violación de derechos humanos que amenazan a millones de personas, tanto en Venezuela como en Gaza y en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Localmente, se acerca a su fin el “reinado” de Consuelo Porras como impune fiscal general, y se ansía el posible rescate del MP. No será fácil; pero es posible. Antes de completar su período, la jefa del MP tratará de completar diversas iniciativas de ella, militares contrainsurgentes y oscuros personajes del sector privado. Con pruebas y testigos falsos seguirá persiguiendo a las personas que ella considere como “enemigos internos”, que van desde exguerrilleros y probos funcionarios, hasta personas que puedan competir por cargos en el CSU de Usac, TSE, CC, Congreso y Poder Ejecutivo. Las mafias criminales y corruptas están desesperadas, porque si la ciudadanía honesta alcanza dichos cargos, muchos de los funcionarios actuales, y quienes operan en la sombra, irán a parar a la cárcel.
Le instamos a actuar firmemente contra estas amenazas, con medidas ejecutivas a las que está obligado luego de conocer los diversos informes de la CIDH y la ONU, que muestran las acciones dolosas del MP, juezas y jueces deshonestos y magistrados y magistradas que sirven a las mafias y no a la justicia. Y no olvide a la Usac, cuyo usurpador en la rectoría se esconde detrás de la autonomía universitaria. Entre otras medidas, exija informes, bloquee recursos, use la vía legal, denuncie ante la prensa y la comunidad internacional, y pida el acompañamiento de la OEA. De cometerse delitos, no vacile en capturar inmediatamente a los responsables, sin importar su cargo.
Hay amenazas ominosas de guerra contra Venezuela -una guerra injustificada e ilegal, producto del capricho de un enfermo mental- que Guatemala no debe apoyar jamás. Ya tuvimos el ejemplo de la invasión a Panamá, en Navidad, que costó la vida de no menos de veinte mil personas. Tampoco las agresiones de Israel contra Gaza deben ignorarse y los bombardeos mutuos entre Ucrania y Rusia deben terminar. Conviértase, presidente Arévalo, en un campeón de la paz, capaz de mover a la comunidad internacional a actuar como corresponde, aplicando estrictamente la Carta de la ONU.
Con mayor razón, demuestre esa voluntad por la paz en Guatemala. Ya basta de “guerra judicial”, que ha llevado zozobra a miles de hogares, tome las medidas concretas, algunas en Navidad y otras antes de terminar el 2025, para llevar paz a todas las familias honestas del país.
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